sábado, 29 de agosto de 2009
viernes, 28 de agosto de 2009
Insectos.
Soy Joaquín. Joaquín Lobo Fernández. Vivo en un pequeño apartamento con mi abuela. Un apartamento diminuto, una ciudad enorme. Un adolescente irresponsable, una viejecita entrañable. En fin, las cosas son así. Mi hogar no es un hogar. No es un hogar por muchas razones. No hay ventanas. Esto significa que en mi casa toda luz es artificial. Y no sé por dónde se cuelan los insectos, pero lo cierto es que las arañas siempre tienen dispuesto un buen banquete pues la claridad de las bombillas les supone un cebo contínuo. No puedo saber qué ocurre en la calle, me siento aislado. Pero no es algo hermético. La mala calidad de los tabiques me recuerda que tengo vecinos. A veces una niña llora. Otras un perro aúlla por las noches. Aunque estos ruidos no son molestias, me hacen compañía. Mi abuela está enferma y ya no tenemos nada que decirnos. Coge su cesta, se va al mercado por la mañana y no la veo hasta bien entrada la noche. Esto despierta mi curiosidad, pero no pregunto. No tiene importancia. Se escuchan sirenas. Un helicóptero. Algo importante ha debido ocurrir en la calle. Voy a salir.